Estamos acostumbrados a pensar en la materia ¿Cuántos kilos de materia seca por hectárea produce nuestro campo?… Sin embargo, energéticamente ¿Ganamos o perdemos?

La producción agropecuaria busca canalizar la energía solar hacia la producción de granos. Sin embargo, gran parte de esta energía se desperdicia durante los períodos de barbecho. Un estudio ha comprobado que en los sistemas productivos actuales se observan pérdidas del 60% de la energía incidente durante los períodos de barbecho. Estas pérdidas se pueden revertir a través de la intensificación ecológica, introduciendo cultivos de servicios que imitan en parte el funcionamiento o la estructura que presentan los ecosistemas naturales. De esta manera, es posible aumentar la captura de recursos y disminuir el uso de subsidios energéticos, para realizar una agricultura aprovechando eficientemente la energía solar, destinando más energía hacia la provisión de ciertos servicios ecosistémicos y beneficiando incluso a los cultivos de cosecha subsiguientes.

¿Qué son los subsidios de energía?

La mayor parte de las prácticas agrícolas que se realizan requieren “Subsidios de Energía”: aportes de energía externa que  se suman a la provista por la radiación solar. La irrigación, la fertilización, la selección genética de semillas, el control químico de plagas y malezas son ejemplos de subsidios energéticos, que al ingresar al ecosistema benefician al cultivo de cosecha. Incorporar estos subsidios energéticos a la producción agropecuaria permite aumentar la canalización de energía solar hacia la producción de materia seca cosechable.

Pérdidas de energía en un Cultivo de maíz

Para comprender que sucede a nivel energético durante un producción agropecuaria, tomamos como ejemplo un estudio realizado por Andrade (1998), que describió el flujo de energía durante la producción de un cultivo de maíz (Fig 1). Se considera que a una hectárea llegan 25.000 GigaJoule (GJ) de Radiación Fotosintéticamente Activa por año. De esa energía el cultivo sólo intercepta 10.000 GJ y la transforma en biomasa vegetal. El resto de la radiación se pierde en el suelo durante el periodo de barbecho, cuando el cultivo no está presente, representando el 60% de la energía incidente (15500 de 25500 Joules/ha.año).

Figura 3. Flujo de energía en un cultivo de maíz en Balcarce. La caja representa la energía de la biomasa acumulada en el cultivo de maíz, las flechas esquematizan las entradas y salidas de energía, y las líneas punteadas la aplicación de subsidios energéticos sobre las “válvulas” que representan las variables de control ambiental. Todos los datos están expresados en Giga Joules/ha.año. Fuente: Andrade (1998).

Es destacable la pequeña proporción de energía obtenida en el grano en relación con la radiación incidente.  Los subsidios de energía no se incorporan al producto final, sino que canalizan la energía solar hacia productos cosechables, maíz en este caso. Las kilocaloría del grano no provienen de la fertilización, el riego o del control químico de malezas. Por el contrario, lo que logran estos subsidios energéticos aplicados con los insumos es conducir mayor cantidad de energía solar hacia la producción de granos. Con este ejemplo se resalta la pequeñez de los subsidios de energía en comparación a los ingresos de energía solar (85 vs 25500), que se podrían aprovechar de manera más eficiente. Resulta importante entonces entonces disminuir la utilización de insumos externos al sistema y lograr una agricultura con mayor aprovechamiento de la energía solar incidente durante el periodo invernal.

Fuente: Andrade (1998)

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