Tradicionalmente los cultivos son sembrados para ser cosechados. Sin embargo, en los últimos años la siembra de cultivos para otros fines ha cobrado especial relevancia. Los cultivos empiezan a ser sembrados con objetivos varios que en general se pueden asociar a un servicio ecosistémico deteriorado, como ser: la protección contra la erosión (cultivos de cobertura); la incorporación de materia orgánica (abonos verdes); la retención de nutrientes (Catch crops); la incorporación de N vía fijación atmosférica (con leguminosas); la descompactación del suelo; el consumo de agua para disminuir las napas; la cobertura del suelo para reducir la evaporación; la reducción de malezas por competencia y hasta la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Las funciones de estos cultivos que son muchas y diversas, pero apuntan a proveer uno o varios servicios ecosistémicos de interés. Por ello proponemos nombrarlos “cultivos de servicios” e incorporarlos al marco teórico de los servicios de los ecosistemas, cambiando el paradigma de la revolución verde centrado en el cultivo, a un nuevo paradigma agrícola centrado en el ecosistema y sus servicios.
La clave del éxito de estos cultivos de servicios será la utilización de la energía no interceptada por los cultivos de cosecha y su canalización hacia la provisión de servicios ecosistémicos.

Este nuevo paradigma, que exige nuevas líneas de investigación, con fuertes bases en la ecología de ecosistemas, pero también una aproximación transdisciplinar para la solución de estos problemas involucrando a los productores, las empresas y los generadores de políticas estatales, en la formulación de las preguntas y experimentos, así como la comunicación y adopción de sus resultados.

Recientemente hemos avanzado en la identificación de nuevos cultivos de servicios de leguminosas, que serán sembrados para fijar N de la atmosfera y por lo tanto reducir el uso de fertilizantes en los cultivos subsiguientes de cosecha (como maíz, girasol, etc.). Nuestros resultados mostraron que la elección del cultivar correcto y la fecha de siembra temprana son los factores que mas afectan la fijación total de Nitrógeno de la atmósfera. Los cultivos de servicios evaluados lograron fijar hasta 130 kg de N por hectárea, representado un ahorro de unos 260 kg de fertilizante nitrogenado (Urea), reduciendo la aplicación de agroquímicos, el uso de combustibles fósiles y las consiguientes emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Fuente: http://www.cpia.org.ar/agropost/201808/nota7.html

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